Entramos en los días clave para la migración de las becadas en la Reserva para el Estudio de nuestras amigas de pico largo. Sin embargo, la alegría en La Casa de la Becada no puede ser completa, ya que los invitados de otras regiones que pensaban visitarla en estas fechas no han podido hacerlo a causa de la situación tan complicada que vivimos con la dichosa pandemia.
No obstante, la naturaleza sigue su curso y si estos días atrás hablábamos de los primeros avistamientos de becadas durante los censos con perro, esta semana se han logrado anillar varias picudas, las que inauguran esta nueva etapa de La Casa de la Becada. A lo largo de los últimos años los anilladores del grupo “Scolopax” ya habíamos hecho un trabajo de campo para conocer las mejores praderas de anillamiento, por lo que ahora vamos a tiro hecho.
Lo cierto es que la luna llena de esta semana no está ayudando en la tarea, pero algún chubasco de lluvia nos viene muy bien para engañar a las primeras becadas y lograr que entren en la red. Así, el 26 de octubre a primera hora de la noche cayó el primer ejemplar. Observando el estado y color de las plumas del ala pudimos determinar que se trataba de un ejemplar adulto, que había hecho una muda completa de su plumaje en verano.
El escaso peso de este ejemplar, 290 gramos frente al peso medio de 305 gramos que suelen presentar estas aves, podría indicar que se trataba de un individuo en plena migración que habría elegido esas praderas como lugar de parada y fonda antes de continuar con su viaje.
Una vez marcada con una anilla metálica fue liberada en el mismo lugar, con el único daño de un pequeño susto en el cuerpo. Esperemos que esta aventurera sea la primera de muchas y que la anilla que porta nos proporcione una interesante información.