Muy buenas. Avanzan las fechas y entramos en esa época en la que si no se producen grandes eventos meteorológicos en forma de temporales de frío y nieve, es raro que observemos novedades significativas en el comportamiento de las becadas.
Nos encontramos con ejemplares ya acantonados en sus lugares de invernada que raramente van a desplazarse de sus localizaciones habituales, más allá de pequeños vuelos desde el bosque a las praderas de alimentación e incluso ni tan siquiera eso si la meteorología las invita a permanecer en zonas boscosas durante las horas nocturnas.
La ausencia de nieve a lo largo de este atípico “no invierno” nos está permitiendo seguir con las labores de anillamiento en unas jornadas en las que normalmente no lo podríamos hacer. Lo positivo es que así, granito a granito, vamos aumentando nuestros números y ya superamos ampliamente la centena de becadas capturadas en Garralda. Como siempre, estas cifras se ven aumentadas por las capturas de otros anilladores que muestrean otros lugares, por lo que los datos de unos y otros pueden ser comparados de cara a extraer conclusiones.
En este sentido hay que destacar el trabajo semanal de los anilladores de becada. El anillamiento va más allá de la salida al campo a capturar animales como mero entretenimiento, sino que debe ir acompañado de un compromiso, de un esfuerzo de muestreo semanal y sostenido en el tiempo. A partir de aquí cambia la percepción del anillamiento como una actividad de ocio, para “pasar el rato”, hasta convertirse en un trabajo científico que exige un elevado grado de sacrificio. En el caso particular del anillamiento de becadas esto explica el alto porcentaje de abandono conforme pasan los años.
Como decíamos en la entrada anterior, estas salidas de anillamiento invernales sirven para constatar la presencia de aquellas becadas ya anilladas con anterioridad, así como para continuar con la monitorización de la densidad de pájaros a lo largo de la invernada.
Pero también seguimos anillando pájaros nuevos, aunque no se puede asegurar si se trata de aves que hasta ahora no habíamos podido atrapar o simplemente becadas nuevas desplazadas en los clásicos erratismos invernales.
En cualquier caso y de momento no se aprecian movimientos de contrapasa a pesar de que el tiempo invita a ello. Los prados empiezan a mostrar un aspecto inusualmente seco para finales de enero/inicios de febrero y las temperaturas nocturnas rondan los 10ºC.
En otras temporadas ya hemos notado importantes movimientos a mediados de febrero, por lo que poco a poco nos vamos acercando a fechas clave. Mientras tanto seguimos disfrutando de una bonita presencia de aves en La Casa de la Becada, superior a lo esperable para la época del año.
“BIDAUSI”
En lo que concierne a esta marcada equipada con un dispositivo de seguimiento por satélite gracias a la colaboración del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, pues en línea con estos días tan anticiclónicos, pocas novedades más allá de registrar todas las localizaciones recibidas y que nos muestran una becada fiel a sus rutinas.
El hecho de que durante toda la noche elija prácticamente la misma porción de prado parece mostrar que en condiciones favorables necesita poca superficie para encontrar el alimento suficiente, siempre combinando la elección del lugar en función de la seguridad ya que, como sabemos, casi todas las parcelas elegidas son aquellas en las que pueden tener un adecuado control de lo que sucede en su entorno. O lo que es lo mismo, donde pueden detectar la aproximación de potenciales depredadores.
Esperamos que en las próximas entradas podamos contar importantes novedades.
Seguiremos informando.