Estamos cerrando el mes de noviembre y la campaña de anillamiento en La Casa de la Becada se encuentra en todo su apogeo. Las sesiones nocturnas detrás de las becadas se suceden, el esfuerzo se nota y las piernas pesan en unas praderas pirenaicas con unas pendientes que suben las pulsaciones por encima de lo recomendable.
Hemos disfrutado de buenas jornadas en cuanto a capturas, aprovechando las noches de poca luna y lluvia. Noches penosas por el frío y humedad que conllevan, pero muy fructíferas si valoramos el número de becadas anilladas. Por suerte la nieve nos está respetando y de momento no hay perspectivas de que llegue a estos valles y trunque la arribada de becadas a nuestras praderas.
También poco a poco vamos explorando nuevas praderas, obteniendo en algunas resultados sorprendentes en cuanto a número de becadas encontradas, por encima de lo esperado.
Como nota llamativa cabe destacar que estamos localizando becadas muy agrupadas, de modo que algunas noches se encontraron “bandadas” de tres, cuatro, siete y hasta nueve ejemplares. Este fenómeno no lo habíamos advertido antes y las causas del comportamiento no las tenemos muy claras. Podría tratarse de un mecanismo de defensa frente a los depredadores. De hecho estamos avistando un buen número de cárabos, aunque no sabemos si esta rapaz nocturna sería capaz de depredar una becada. También cabe pensar que sean individuos en migración que en un momento dado aterrizan en estos lugares propicios para alimentarse, a modo de gasolinera. No obstante, los elevados pesos de las becadas de estas bandadas no sugieren que se trate de individuos en pleno desplazamiento migratorio, sino individuos ya acantonados. Por último, como causa más lógica cabe pensar que estas becadas se concentran en aquellos lugares con una mayor disponibilidad de alimento, descartando otras praderas menos favorables y que apenas acogen becadas.
Asimismo nos han llamado la atención los altos pesos de muchas de las becadas capturadas, por encima de los 320 gramos, impropios de ejemplares en pleno viaje migratorio. La caza el día 20 de un ejemplar anillado el 5 de noviembre a una distancia de 5 kilómetros nos podrían indicar que estas praderas no solo ejercerían una gran atracción en individuos de paso, sino también en becadas ya acantonadas y que pasan el día dentro del bosque a gran distancia del lugar donde se alimentan durante la noche. Este fenómeno viene apoyado por el hecho de que en los bosques de la zona se está encontrando una densidad de becadas bastante baja, por lo que estaríamos ante un comportamiento de dispersión de las becadas durante el día y concentración nocturna en unas pocas praderas de alimentación.
Respecto al número de becadas capturadas a 24 de noviembre ya hemos superado las 40 aves anilladas y realizado dos controles de becadas que habían sido marcadas con anterioridad. Cifras de las que estamos muy contentos y que a buen seguro irán en aumento con la llegada del pico migratorio en los últimos días de noviembre y primeros de diciembre.