Muy a buenas a tod@s. Si en la anterior entrada de este blog hace apenas cuatro días hablábamos de tranquilidad total en cuanto a los desplazamientos migratorios en La Casa de la Becada, parece que el cambio de tendencia que veníamos anunciando tiene toda la pinta de ir confirmándose.
La última salida de anillamiento y los censos con perro así lo demuestran, encontrándose densidades que empiezan a parecerse a lo que se considera normal para las fechas en las que nos encontramos.
El viento Sur nos está dando una tregua y hemos disfrutado de noches claras y con apenas viento, lo que facilita el desplazamiento migratorio de las becadas. Sabemos que son aves que, por su constitución y al volar generalmente en solitario, no son amigas de emigrar con fuertes vientos en contra.
A partir del domingo 10 se va consolidando una situación de nortes e incluso noreste que podría alargarse incluso hasta el siguiente fin de semana. Esta captura de pantalla de portal Windy para la madrugada del lunes 11 así lo muestra.
En paralelo también observamos una bajada de temperaturas hasta valores normales, incluso con anomalías negativas y heladas en gran parte de Centroeuropa. Podemos ver las temperaturas bajo cero representadas por el color azul en el siguiente mapa previsto para el lunes por la mañana.
No se trata de grandes olas de frío, pero sí alegra ver un cambio de tendencia respecto al calor que hemos tenido en las últimas semanas.
Siempre nos gusta traer al blog curiosidades que nos encontramos en las salidas de anillamiento. En esta ocasión tenemos la captura el viernes 8 de noviembre de una becada anillada el 29 de noviembre de 2023 y recapturada de nuevo el 1 de febrero de 2024, todo ello en la misma pradera. Un portento de orientación y fidelidad al mismo lugar de La Casa de la Becada.
Eso es todo, buenas perspectivas para el concurso de perros de muestra sobre becada del Máster CCB que se celebrará el 16 y 17 de noviembre, esperemos que se confirmen.
Muy buenas a tod@s. Volvemos con un nuevo post para analizar parte de la información que hemos ido recabando estos últimos años. Como sabéis, los objetivos que explora el anillamiento científico son variados, todos relacionados con el estudios de la biología de las poblaciones de aves silvestres. Cuando colocamos una anilla a un pájaro individualizamos a ese ejemplar y podemos ser capaces de estudiar sus movimientos en el caso de que vuelva a ser capturada, bien sea por otro anillador/a o a través de la caza.
En el caso del estudio que estamos realizando en La Casa de la Becada, mediante el anillamiento podemos estimar la abundancia de aves y su tendencia a través de los conteos realizados en los recorridos nocturnos. La determinación de la edad de las becadas mediante el estudio de su plumaje nos permite determinar el éxito de la temporada de cría o la cantidad de aves adultas que vuelven cada año a Garralda.
Por último, la recuperación de aves anilladas por caza o por recaptura durante sucesivas sesiones de anillamiento es clave para analizar la supervivencia de las becadas y sus movimientos migratorios y/o erratismos invernales.
Pues bien, una vez superada la cuarta campaña de anillamiento intensivo en Garralda podemos hacer un pequeño análisis preliminar de los datos que hemos obtenido hasta el momento, en cuanto a los desplazamientos que realizan las becadas que anillamos.
Para el conjunto de años de estudio tenemos un total de 344 becadas anilladas, una cifra que podemos valorar como un rotundo éxito, teniendo en cuenta que antes de iniciar el proyecto conseguir capturar una media de 50 becadas por temporada ya nos parecía un objetivo muy ambicioso.
De estas 344 becadas anilladas hasta el momento, tenemos 34 recuperaciones por caza, lo que constituye un 9,88% del total. Este dato queda bastante por debajo del porcentaje de recuperaciones en zonas de caza obtenido en otras zonas, que viene a ser de un 15-25%, dependiendo del lugar.
Por ejemplo, comparándolo con cifras de lugares cercanos en los que se realiza un esfuerzo importante, como sería el vecino departamento francés de Pirineos Atlánticos, vemos que allí ese porcentaje es del 22%, bastante más elevado. Algo lógico teniendo en cuenta que estamos anillando en una reserva y, por otro lado, estamos rodeados de zonas con una presión de caza media. Por otro lado, creemos que todavía hay margen de mejora en el nivel de colaboración de los cazadores a la hora de reportar las becadas anilladas que capturan, así que quizás ese porcentaje sería algo mayor.
El tiempo medio que ha transcurrido entre la fecha de anillamiento y captura ha sido de 205 días. El 65% de las capturas fueron directas, en la misma temporada en la que fueron anilladas, mientras que el 35% corresponde a capturas indirectas, en distinta temporada.
En la gráfica siguiente vemos como la mayor cantidad de becadas anilladas son cazadas en los días posteriores a su marcaje. Este número va descendiendo a lo largo de la temporada. El último grupo corresponde a becadas que son capturadas a lo largo de las sucesivas temporadas de caza, una vez superada la primera campaña.
9 de los ejemplares cazados (Un 26% del total) han portado la anilla más de un año, mientras que 4 becadas (Un 11,7% del total) llegaron a los dos años anilladas. Tan solo 2 ejemplares de las 34 becadas anilladas y cazadas fueron abatidos en su tercer invierno. El máximo periodo en el que una becada llevó la anilla ha sido de 1.011 días y curiosamente fue cazada a menos de 2 kilómetros de su lugar de anillamiento.
En el siguiente mapa podemos ver señalados con puntos los distintos lugares donde han sido recuperadas mediante su captura por caza las becadas anilladas en Garralda. En rojo tendríamos aquellas aves anilladas y cazadas en la misma temporada de caza, mientras que los puntos amarillos serían becadas cazadas en temporadas posteriores a su anillamiento. Por temporada nos referimos al periodo que va de octubre a marzo.
Tres grandes grupos de recuperaciones
Para estudiar con más detalle el comportamiento de las becadas anilladas se han clasificado las recuperaciones por caza en función de dos grandes criterios: Días transcurridos entre anillamiento y caza del ave y distancia entre el punto de anillamiento y caza.
Así, tenemos que un importante grupo de esta clasificación corresponde a los individuos cazados a menos de 15 kilómetros respecto a su lugar de anillamiento y en los 30 días siguientes a ser anillados. De hecho, un 29% de las capturas (10 ejemplares), se produciría en los cotos colindantes a Garralda y en las jornadas inmediatamente después de ser marcadas con anilla.
Además, si ponemos la lupa en la fecha de anillamiento de estas becadas, todas fueron marcadas en el mes de noviembre y hasta el 5 de diciembre, por lo tanto, podemos determinar que se trataría de individuos en migración recién llegados, que se dispersarían alrededor de las praderas donde fueron anillados. El hecho de que el seguimiento de becadas por dispositivos GPS nos haya mostrado que el desplazamiento desde las praderas nocturnas de alimentación a las zonas de descanso diurnas en el bosque sea en torno a 1 o 2 kilómetros, nos indica que un buen número de becadas se alimentarían en las praderas de la reserva de Garralda, pero pasan el día en zonas aledañas pertenecientes a cotos de caza, donde pueden ser abatidas.
Lógicamente, en los primeros días después de la migración las becadas estarían más débiles y su conocimiento del terreno es escaso, por lo que su vulnerabilidad ante la caza sería mayor. Conforme van pasando las jornadas las becadas “menos listas” ya han sido cazadas, sobreviviendo por otro lado los ejemplares que pasan el día en la reserva. En consecuencia, el número de recuperaciones de anillas en los alrededores de Garralda disminuye proporcionalmente al número de días transcurridos desde su marcaje.
En este mapa podemos ver las recuperaciones por caza en el entorno inmediato de Garralda. En rojo, recuperaciones en la misma temporada de anillamiento y amarillo en distinta. Vemos que la mayor concentración de puntos se produce en las inmediaciones de La Casa de la Becada.
El efecto de los temporales de nieve y frío
En un segundo grupo hemos clasificado a las becadas que son cazadas a más de 15 kilómetros de Garralda, sin tener en cuenta los días transcurridos entre anillamiento y caza, siempre que sea dentro de la misma temporada en la que fueron anilladas. Aquí también tenemos información muy interesante. Sería el grupo más numerosos, 11 ejemplares, el 32%.
Además, hemos estudiado la meteorología en Garralda (Cobertura de nieve y temperatura) en los días precedentes a la captura de este grupo de becadas, teniendo en cuenta los datos del portal meteorológico Ventusky y de las estaciones de Aurizberri/Espinal y Aribe (Meteo Navarra) Lo más llamativo es que de estas 11 recuperaciones, en 9 casos (82%), se habrían producido coincidiendo con situaciones de presencia de temporales de nieve y heladas en Garralda en fechas posteriores a su anillamiento.
Por tanto, podemos interpretar que existiría una relación directa entre los episodios de nieve y frío en Garralda y la recuperación de becadas anilladas a más de 15 kilómetros de allí. Es decir, una buena parte de las becadas recuperadas por caza en la misma temporada en la que fueron anilladas y lejos de Garralda serían ejemplares invernantes en La Casa de la Becada que se ven obligadas a desplazarse temporalmente a causa de situaciones meteorológicas desfavorables. Tan solo en dos de estas recuperaciones el desplazamiento de estas becadas no está relacionado con situaciones de nieve y heladas.
Si analizamos este factor con más detalle, para el total de recuperaciones y sin contar con el tiempo transcurrido entre anillamiento y caza, tendríamos que 12 ejemplares, la tercera parte de las recuperaciones, se habrían producido coincidiendo con situaciones de nieve y frío intenso en Garralda. En estos episodios de frío también cabe incidir en el hecho de que el mayor desplazamiento registrado ha sido de 140 kilómetros, quedando la mayor parte de las becadas en un radio máximo de 50 kilómetros respecto a Garralda.
Por tanto, parece que el objetivo de estos movimientos sería encontrar un lugar con unas condiciones de acogida mejores, realizando el menor recorrido posible. En este sentido destacaríamos los desplazamientos producidos hacia el mar Cantábrico, posiblemente en busca de zonas más templadas y libres de nieve cerca de la costa.
El hecho de que estas recuperaciones se produzcan en un entorno bastante cercano a Garralda (15 a 140 kilómetros) parece confirmar que se trataría de erratismos invernales a causa de la meteorología y no individuos continuando con su viaje migratorio.
Nuevamente, podemos incidir en que el desplazamiento a causa de los temporales invernales de estos ejemplares desde Garralda, donde ya están asentados, hacia nuevos lugares, con los que no están familiarizados, parece estar directamente relacionado con un aumento de su mortalidad, dado que la parte más importante de las capturas se produce inmediatamente después de la llegada de la nieve y frío.
Recuperaciones a largo plazo
En tercer lugar, tendríamos aquellas becadas que son recuperadas a cualquier distancia de Garralda y en una temporada distinta a la de anillamiento. Tendríamos una cifra notable de 12 ejemplares, un 35% del total. Una vez más, se confirma la gran fidelidad de las becadas al lugar de invernada, ya que 5 de estos ejemplares (42%) fueron cazados a menos de 15 kilómetros de Garralda y el 75% de las capturas se realizaron a menos de 50 kilómetros.
Solo 3 becadas de las 12 recuperaciones indirectas fueron cazadas a más de 50 kilómetros del lugar donde fueron anilladas.
Conclusiones
Con toda esta información podemos extraer las siguientes conclusiones preliminares:
Casi una de cada dos becadas anilladas en Garralda y recuperadas por caza son abatidas a menos de 15 kilómetros de las praderas de anillamiento. Además, el 29% del total de recuperaciones se produce en el entorno de Garralda y en los 30 días siguientes a su anillamiento.
Por consiguiente, la importancia de Garralda como lugar de invernada sería mucho mayor que la considerada antes del estudio. La cantidad de becadas anilladas en Garralda y recuperadas a más de 50 kilómetros en los días posteriores a su anillamiento es muy escasa, lo que parece incompatible con ejemplares en “stop over” o parada intermedia dentro de su viaje migratorio.
Analizando esta información, considerar estos lugares como “zonas de paso” no tendría fundamento científico. La Casa de la Becada sería utilizada como un lugar de invernada. El desplazamiento de becadas hacia otras zonas próximas estaría directamente relacionado con erratismos invernales a causa del frío y nieve.
La mayor mortalidad de becadas debido a la caza se produce en la primera mitad de la temporada, dentro de los cotos colindantes y en los primeros treinta días posteriores a su anillamiento. A medida que las becadas están más asentadas en su lugar de invernada disminuyen las recuperaciones por caza.
Una vez superada la primera mitad de la temporada, la mayor parte de las recuperaciones por caza se produce debido a desplazamientos de las becadas a zonas próximas más templadas, empujadas por episodios de nieve y frío. El 82% de las recuperaciones a más de 15 kilómetros de Garralda y en la misma temporada parece estar directamente relacionadas con temporales de nieve y frío.
Existe una clara filopatria o fidelidad de las becadas al lugar de invernada elegido en temporadas precedentes. El 75% de los ejemplares cazados en inviernos posteriores a su anillamiento fueron capturados a menos de 50 kilómetros de Garralda.
Tan solo 5 ejemplares, un 14,7% del total de anillas recuperadas, fueron cazados a más de 100 kilómetros de Garralda. De ellas, únicamente dos becadas anilladas en Garralda han sido recuperadas en su trayecto migratorio otoñal en temporadas posteriores, una en Francia y otra en Italia. Ningún ejemplar ha sido recuperado al sur del Eje Ebro-Duero, lo que sugiere que Garralda y su entorno constituirían el final del viaje migratorio, más que una etapa del mismo.
En cualquier caso, estos son datos provisionales y en los próximos años iremos puliendo los resultados a medida que vayamos incorporando más información.
Desde el grupo de anillamiento “Scolopax” queremos agradecer la inestimable colaboración de los cazadores que han reportado las anillas de sus becadas capturadas.
Este trabajo se ha realizado gracias a la labor de los anilladores del Grupo Scolopax de la Oficina de Anillamiento de Aranzadi y el Club de Cazadores de Becada.
Eskerrik asko!
Esperamos que esta publicación haya sido de vuestro interés, seguiremos informando.
Una vez llegados al mes de mayo toca analizar toda la información recopilada a lo largo de toda la temporada en Garralda. Lejos queda ya octubre, en el que a tenor del buen aspecto que presentaban los montes de este rincón del Pirineo navarro, hacíamos un pronóstico bastante optimista. Buenos augurios que se cumplieron a grandes rasgos, aunque matizados por una migración verdaderamente extraña, que a continuación analizaremos con más detalle.
Meteorología
Decíamos que el otoño de 2023 en nada se pareció a los dos precedentes, ya que en esta zona las precipitaciones fueron abundantes y regularmente repartidas ya desde mediados de agosto, con lo que llegábamos a finales de octubre con los montes pletóricos de humedad y rezumando agua por los cuatro costados.
Como dato objetivo tenemos el del observatorio de Aurizberri/Espinal, el más cercano a Garralda, que registraba nada más y nada menos que 463 litros por metro cuadrado acumulados entre el 15 de agosto y el 1 de noviembre.
Sin embargo, estas condiciones a priori idóneas se veían empañadas al inicio del otoño por unas temperaturas extrañamente tibias para la época, provocadas por una sucesión de profundas borrascas de procedencia atlántica, con fuertes vientos del Suroeste. Una situación que en absoluto favorece la migración en estos montes del Pirineo. De acuerdo con los datos de Meteo Navarra, octubre y noviembre de 2023 se pueden clasificar como muy cálidos o extremadamente cálidos en los valles pirenaicos.
En la siguiente imagen del portal meteorológico Ventusky, correspondiente al 2 de noviembre, se aprecia esta circunstancia, vientos del Sur-Suroeste en Europa occidental.
Así, la llegada de becadas se fue retrasando hasta fechas pocas veces vividas en esta zona. En octubre la presencia de sordas fue prácticamente nula y en noviembre apenas se vieron pájaros hasta bien entrado el mes. Como digo, esta particularidad, aunque extraña, da la sensación de que va marcando una tendencia en los últimos años.
No fue hasta los últimos días de noviembre, momento en el que apretó el frío en el centro de Europa y en estos montes se empezaron a ver los primeros copos de nieve, cuando la arribada de las becadas a Garralda se generalizó.
El mes de diciembre siguió caracterizado por la meteorología suave para la época y hasta la primera semana de enero no llegó el frío y la nieve de forma clara. Estas condiciones invernales, con mínimas de hasta -12ºC algunas noches, apenas duraron unos días, ya que poco después regresaron temperaturas primaverales en pleno mes de enero.
El resto del invierno alternó episodios de precipitaciones de nieve con otros más suaves, pero sin grandes olas de frío que hayan supuesto desplazamientos masivos de las becadas presentes en Garralda.
Durante la segunda mitad de febrero y primera de marzo la nieve sí llegó a cubrir los montes de Garralda con cierta continuidad, lo que a buen seguro condicionó de forma negativa la parada de las becadas en esta comarca durante la migración prenupcial.
Anillamiento
La actividad de marcaje de aves en Garralda es efectuada por anilladores expertos y/o específicos de becada autorizados y avalados por la Oficina de Anillamiento de Aranzadi, englobados dentro del proyecto del grupo de anillamiento “Scolopax”. La metodología utilizada ya lo conocéis, pero básicamente consiste en un recorrido a pie por las praderas tratando de localizar las becadas con un foco y atrapándolas mediante una especie de salabre.
Las labores de anillamiento durante la pasada temporada se iniciaron el 22 de octubre, prolongándose hasta el 21 de marzo. Han participado cuatro anilladores, efectuándose un total de 33 sesiones de anillamiento, lo que constituye un cómputo global de 93 horas de prospección, un esfuerzo de muestreo que podemos considerar como muy elevado, debido principalmente a que apenas se han perdido jornadas de anillamiento a causa de la nieve y esto se ha notado en el total de horas monitorizadas.
A lo largo de los recorridos nocturnos se han observado 273 becadas, lo que da un Índice de Abundancia Nocturna (IAN) de 2,94 becadas/hora, sensiblemente por encima de los 1,95 becadas/hora de la anterior temporada 2022/23, pero lejos de los valores obtenidos para la temporada 2021/2022 (3,47 becadas/hora) o 2020/2021 (3,39 becadas/hora) Por tanto, podemos considerar la densidad de aves en la temporada 2023/24 como normal, dentro de los valores medios obtenidos en el conjunto de las cuatro temporadas completas que llevamos de estudio.
En la siguiente gráfica se representa la evolución de la densidad nocturna de becadas a lo largo de las cuatro temporadas de este estudio. El pico de abundancia que se observa para la temporada 2019/2020 se debe a que tan solo se prospectaron los días de mayor densidad durante la migración de primavera. Para el resto de temporadas el dato corresponde a la campaña completa, serán necesarios más años de estudio para poder establecer una tendencia válida.
Respecto al total de becadas que han entrado en la red, se han capturado 123 ejemplares, lo que da una efectividad del 45%, valor considerado como muy alto. Esta cifra de capturas también queda muy por encima de la obtenida en 2022/2023 (48 capturas)
Del total de becadas capturadas, 32 ejemplares eran aves previamente anilladas (Recapturas), un 26%, porcentaje que puede considerarse muy elevado en comparación con el calculado en otras zonas donde también se están desarrollando labores de marcaje de becadas. De hecho, el porcentaje de recapturas de becadas anilladas en Navarra en la pasada temporada, sin contar los datos de Garralda, se quedó en un escaso 8,15%, dieciocho puntos por debajo del valor obtenido en la Casa de la Becada.
Este dato surge como consecuencia del elevado esfuerzo de anillamiento en esta zona (Mayor número de ejemplares marcados), así como de la ausencia de presión cinegética, lo que deriva en una mayor supervivencia de becadas anilladas, que posteriormente son recapturadas en la misma temporada o sucesivas. Es lo que denominamos filopatria o fidelidad de las aves a un determinado lugar a lo largo del tiempo.
Este porcentaje de recapturas fue menor al de 2022/2023 (31,25%) debido principalmente a que en aquella temporada la cantidad de recapturas de becadas anilladas en el invierno anterior fue de un 15,56%, por un 7,5% de 2023/24. Esta diferencia creemos que viene dada por la gran proporción de becadas jóvenes que han llegado a Garralda este otoño respecto al total de individuos, como veremos a continuación.
En la siguiente gráfica podemos comprobar la evolución por temporada del número de becadas capturadas (anilladas y no anilladas) durante las sesiones de anillamiento. Vemos que la pasada temporada fue la segunda en cuanto al global de capturas.
Por otro lado, tenemos el número de becadas que anillamos o número de anillas colocadas por temporada. Vemos que el número no aumenta en la misma proporción debido a que el número de becadas anilladas recapturadas se va incrementando conforme se van acumulando los años de estudio.
El efecto “reserva” de la Casa de la Becada, junto con la continuidad en el tiempo de las laboras de anillamiento nos permite constatar la elevada longevidad de las becadas en lugares donde la presión cinegética es nula, ya que en la pasada temporada pudimos realizar tres recapturas de becadas con una edad de seis o más inviernos.
En este contexto invitamos a meditar sobre la importancia de reservas como la Casa de la Becada como vía para garantizar la supervivencia de estos ejemplares tan experimentados, un capital becadero imprescindible para la sostenibilidad de la especie a medio plazo.
Como sabéis, una vez capturada una becada, el estudio de las plumas de sus alas nos permite calcular su edad y gracias a ello, la proporción de individuos jóvenes respecto al total de aves capturadas. Esta información, por un lado nos puede dar una idea del éxito de la temporada de cría y por otro, nos ayuda a estimar la tasa de supervivencia de las becadas que nos visitan. A más supervivientes de una temporada, en teoría más becadas adultas tendremos al año siguiente. Todo ello en base a la filopatria nombrada antes.
Durante la temporada 2023/24 el porcentaje de aves jóvenes fue de un 78,86%, cantidad que podemos considerar muy elevada, un auténtico récord. El anterior valor más alto corresponde a la temporada precedente, con un 60,42%. El elevado peso de los ejemplares jóvenes respecto a la bolsa total de capturas podría deberse a una exitosa campaña de nidificación, unido a que las becadas adultas, que sobre el papel deberían haber regresado a Garralda, sin embargo han elegido otros lugares para pasar la invernada. Quizás a la fuerza, ya que fueron desviadas de su ruta por las borrascas otoñales. Por otro lado, siempre hay que considerar el hecho de que Garralda se encuentra en mitad de un importante corredor migratorio y esto tiende a inflar el número de ejemplares jóvenes respecto al total de capturas.
De todas maneras y a tenor de lo observado en la siguiente gráfica, resulta llamativa la evolución de la proporción de jóvenes capturados respecto al total. Y es que está siguiendo una tendencia inversa a lo que podríamos considerar como previsible. A pesar de que capturamos ejemplares muy longevos, la proporción de becadas juveniles ha ido en aumento con el paso de los años. Se trata de algo muy provisional debido a que el número de campañas de estudio todavía es escaso, pero en cualquier caso es algo a estudiar en años venideros.
En cuanto a la distribución temporal de las becadas en Garralda a lo largo de la temporada, el primer ejemplar observado se detectó ciertamente tarde, el 2 de noviembre y hasta el último tercio de este mes no se generalizó la presencia de sordas. La irrupción de pájaros en los últimos días de noviembre fue masiva y repentina, con hasta 26 ejemplares anillados en la noche del 29 de noviembre. Podemos afirmar que la migración durante la pasada temporada se demoró tres semanas respecto a lo que podríamos considerar habitual.
A partir de esa fecha los valores del IAN se mantuvieron en valores constantes y elevados hasta la primera semana de enero, en la que la nieve y el frío expulsó un buen número de becadas de Garralda, bajando los datos de densidad a la mitad respecto a lo que veníamos observando en las jornadas precedentes. Estos parámetros de abundancia se mantuvieron más o menos estables hasta final de temporada. De hecho y como ocurrió en la temporada anterior, en febrero y marzo apenas se han percibido movimientos de contrapasa considerables.
El hecho de que los montes de Garralda se hayan mantenido nevados en buena parte de estos dos últimos meses ha podido contribuir a la escasa presencia de becadas en la última fase de la campaña. A pesar de que en los últimos días de marzo la presencia de becadas en los prados era testimonial, sí se nos han reportado distintas citas de pájaros bien entrado el mes de abril, a buen seguro migradores tardíos.
Llano de Auritz/Burguete en marzo. La nieve frenó la parada de becadas en contrapasa
En cuanto a las becadas anilladas en Garralda y recuperadas por caza, tenemos información de ocho ejemplares reportados. Buena parte de estas recuperaciones (4) se realizaron en los cotos colindantes y muy concentradas dentro de los diez días siguientes a su anillamiento.
Por lo que podemos constatar en estos años de estudio, la probabilidad de que una becada sea cazada desciende conforme transcurren los días desde su llegada a Garralda, salvo que la meteorología las obligue a desplazarse a otros lugares. De hecho, otras tres recuperaciones se produjeron en la segunda parte de enero, pero esta vez tras las nevadas en Garralda y en cotos más lejanos (30 a 150 kilómetros de distancia) Como curiosidad, la anilla restante fue recuperada en Verona (Italia) el 3 de diciembre, se trataba de una becada capturada en Garralda el 14 de noviembre de 2021.
Una vez más agradecemos la inestimable colaboración de los cazadores que nos trasladan la información de las becadas anilladas que capturan.
Censos con perro
Otra de las actividades que desarrollamos en la Casa de la Becada es el seguimiento de la densidad de aves mediante el censo con perros, consistente en recorridos a pie en la que se van contabilizando las becadas que detectan los canes. La información recopilada durante estos censos es volcada en la aplicación del “Proyecto Becada” del CCB.
Estos amigos vinieron desde León a censar las becadas de Garralda
Respecto al esfuerzo de muestreo, en la pasada temporada se acercaron a Garralda 61 socios del Club de Cazadores de Becada con sus perros, realizándose 96 jornadas de censos de una duración media entre 3 y 4 horas, un auténtico éxito si lo comparamos con las 39 jornadas de la temporada 2022/23. El número de permisos reservados que finalmente no se utilizaron ascendió a 34, principalmente fueron jornadas perdidas debido a la presencia de la nieve en Garralda en febrero y marzo.
Bonita muestra
A lo largo de estas 96 jornadas de censo se avistaron 77 becadas, lo que da un ICA o Índice de Abundancia (Becadas avistadas para una jornada teórica de 3,5 horas) de 0,89. Aunque representa un incremento respecto al valor del ICA en 2022/23 (0,51) consideramos que se trata de un valor francamente bajo y engañoso, ya que viene condicionado por la concentración de las jornadas de censo principalmente en las fechas en las que hubo una menor densidad de becadas en Garralda.
No es el Báltico, es Garralda
De hecho, se observa que la mayor demanda de jornadas de censos se produjo en octubre e inicios de noviembre, cuando apenas había becadas en Garralda, bajando en cuanto las becadas se reparten por los cotos y los participantes dan prioridad a las jornadas de caza. Lo mismo ocurre con febrero y marzo, una vez que termina la temporada de caza aumentan las jornadas de censos en Garralda, pero este año ha coincidido con los días de menor abundancia de pájaros.
Últimas becadas de la temporada aprovechada por este setter de “Goge”
Al igual que ha ocurrido con los datos de densidad obtenidos mediante el anillamiento, las jornadas más fructíferas se produjeron desde los últimos días de noviembre y durante diciembre, consecuencia de una llegada francamente tardía de la migración.
Ahí la tenía el perro de Unai
Seguimiento de Becadas por satélite
Uno de los objetivos del estudio a desarrollar en la Casa de la Becada consistía en dar continuidad al proyecto de seguimiento de becadas por satélite, pero esta vez en un contexto más local, de manera que pudiésemos monitorizar los movimientos de estas aves en un espacio más reducido. En este escenario hace un par de años recibimos un empujón por parte del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra para el programa de seguimiento de becadas en Garralda. Esto nos permitió adquirir varios emisores para colocar en algunos ejemplares, con diversos resultados. Para los que sois nuevos en la materia siempre tenemos el hándicap de estar tratando con una especie cuyas características no son las mejores para el seguimiento mediante emisores con baterías cargadas por placas solares.
Bidausi
El hecho de que las becadas pasen la mayor parte de su vida diurna a la sombra del bosque no facilita precisamente la carga de la batería. Esto, unido a que la becada es un ave bastante sensible al estrés disminuye la tasa de éxito en este tipo de trabajos.
Durante la pasada temporada disponíamos de un emisor para equipar una becada, por lo que nos desplazamos el 21 de diciembre a las campas de Garralda con la intención de capturar y marcar un ejemplar. Tarea nada fácil debido a que la luna en fase creciente no iba a ser de gran ayuda a la hora atrapar alguna de nuestras amigas de pico largo. Asimismo, el hecho de que estemos anillando habitualmente en las mismas praderas provoca que los pájaros vayan desconfiando ante la presencia de los focos.
Con todo y tras varios intentos fallidos conseguíamos que una becada cayera en la red. La agradable sorpresa se produjo al comprobar que se trataba de una becada ya anillada con anterioridad, con fecha 15 de diciembre de 2020, justo tres años antes. Aunque ya estemos habituados a la fidelidad de estos pájaros a sus lugares de invernada, no podemos dejar de destacar que fue anillada en la misma pradera donde la recapturamos. En concreto, en diciembre de 2020, entonces y mediante el estudio de las plumas del ala pudimos determinar que se trataba de un ejemplar adulto, en su segundo año calendario, como mínimo. No podemos concretar más su edad, pero en estos momentos sabemos que la becada se encuentra mínimo en su sexto invierno.
Por tanto, estábamos ante toda una superviviente, una veterana idónea para ser equipada con el emisor. Su peso elevado, de 360 gramos y el estado general de la limícola también nos convencieron de que ésta era el ave.
Tras un rápido trabajo de Rubén Ibáñez colocando el emisor GPS, “BIDAUSI” era liberada. Su nombre evoca un término de la parte más elevada del monte de Garralda, conocido por su espectacular hayedo.
Bidausi ya equipada con su GPS y a punto de ser liberada
Como siempre, las primeras horas son claves para determinar el éxito de la operación. El asombro vino al comprobar que la primera localización diurna se producía en el bosque de la Reserva Natural de Tristuibartea, cerca de la localidad aezkoana de Hiriberri/Villanueva, a cuatro kilómetros al Este del lugar de captura. La siguiente localización, esta vez nocturna, la desplazaba otros cinco kilómetros más allá. “BIDAUSI” se alimentaba en unas praderas en el término de Abaurrea Alta/Abaurregaina. La duda que nos rondaba era saber si este movimiento se debía al “susto” por la experiencia de la captura y equipamiento o, por contra, se trataba de una becada nómada con una amplitud de desplazamiento francamente elevada
Esta incógnita se resolvía en la noche posterior, ya que la becada estaba de vuelta y emitía justamente en el mismo prado donde fue capturada. Al día siguiente nos mostraba su ubicación diurna, en el centro del término de Garralda y ya a salvo dentro de la reserva de la Casa de la Becada.
En las siguiente jornadas fuimos comprobando los movimientos de esta veterana, como decimos, con al menos seis inviernos a sus espaldas. Y lo que nos encontramos es que estábamos ante una becada “segurolas”. Sus desplazamientos eran mínimos y quizás ahí residía el secreto de su éxito. Con una precisión casi milimétrica se movía apenas un kilómetro desde la zona donde permanecía oculta durante el día hasta prácticamente el metro cuadrado de pradera donde se alimentaba en la oscuridad de la noche. “Lo que bien está, mejor no tocarlo”, pensará. Tan solo en las noches más crudas del temporal en enero cambió ligeramente la pradera nocturna, bajando en altitud, quizás en busca de esas zonas de pastizal encharcado que no cubría la nieve y donde podía acceder a las lombrices.
En cuanto subió la temperatura y fundida la nieve se produjo el regreso a sus rutinas de siempre. Durante el resto del invierno apenas se registraron cambios en su comportamiento y como aliciente quedaba apostar sobre la fecha en la que emprendería el regreso hacia el Norte de Europa, siempre cruzando los dedos para que el nivel de batería del transmisor nos permitiera seguir estos desplazamientos.
Solo en los días de más frío y nieve cambió Bidausi sus costumbres
Sin embargo y como pequeño jarro de agua fría, la última localización válida se produjo el 29 de febrero. En las dos siguientes emisiones del 3 y 7 de marzo y aunque la sonda de temperatura del emisor nos indicaba que la becada seguía viva, las localizaciones no eran de la suficiente calidad como para poder precisar la localización del ave. Y después vino el silencio, por lo que podemos suponer que la batería del emisor se sitúa por debajo del nivel crítico, una verdadera lástima.
Como pequeña esperanza cabe la posibilidad de que el aumento de las horas de luz solar en primavera permita que el emisor cargue lo suficiente para dar una localización válida, aunque por experiencias previas sabemos que es poco probable. Por otro lado y como factor más verosímil, queda cruzar los dedos y esperar la oportunidad de recapturar el ave en el próximo otoño y así recuperar la información que contiene el emisor.
Curso de anillamiento
El sábado 9 de marzo realizamos en Garralda una charla informal para aquellas personas interesadas en formarse en el anillamiento científico de becadas con el fin de informar sobre las características del proyecto de anillamiento del grupo “Scolopax”, así como los requisitos exigidos a los candidatas/os.
Primer curso de anillamiento en La Casa de la Becada
Después de la parte teórica nos desplazamos a las praderas para realizar un ejemplo de salida práctica de anillamiento, con poca suerte ya que no fuimos capaces de capturar pájaros. La idea es dar continuidad a este tipo de charlas a partir de noviembre, iremos informando a través de los canales habituales del Club.
La tradicional prueba de perros del Máster CCB tampoco faltó a su cita en Garralda
Esto fue todo en cuanto a las actividades realizadas en la Casa de la Becada durante el otoño e invierno de 2023/24. Temporada muy completa en la que han crecido y consolidado todos los apartados en los que estamos inmersos. Una vez más tenemos que agradecer la participación de los anilladores del grupo “Scolopax” y todos los socios del CCB que han participado en los censos con perro.
Robledal de Betelu en los primeros días de mayo, la primavera ya asoma a Irati
A partir del mes de mayo comenzamos con los censos de becadas reproductoras o “Proyecto Roding”, en busca de posibles ejemplares nidificantes.
Animamos a todos los socios y socias del CCB a participar en esta y otras iniciativas, os podéis poner en contacto con nosotros a través del correo electrónico casabecada@ccbp.org y seguir todas las iniciativas de la Casa de la Becada en este blog.
Muy buenas. Avanzan las fechas y vamos apurando las jornadas de trabajos en La Casa de la Becada antes de la desbandada general de las sordas en sus desplazamientos a sus cuarteles de cría que se espera en las próximas jornadas.
Tras unos meses invernales inusualmente cálidos y ausencia de nevadas en Garralda, parece que los últimos días de febrero las necesarias precipitaciones de nieve han llegado al Pirineo, condicionando la presencia de becadas en estos montes.
Febrero se ha despedido con nieve en estos valles pirenaicos
Las salidas semanales de anillamiento han combinado encuentros puntuales con nuevos pájaros en migración y otras en las que solamente se localizan becadas ya asentadas. Como decimos, la nieve no anima a que las becadas permanezcan en Garralda mucho más tiempo que el imprescindible para recargar baterías.
La noche del 22 de febrero capturábamos un buen número de becadas migrantes, mientras que el 29 nos “conformábamos” con atrapar aves ya marcadas, pero que nos proporcionan información muy valiosa. En este sentido seguimos con el control de becadas incondicionales de Garralda, consecuencia de la reserva de caza que se ha creado. Y es que volvíamos a capturar otra becada de seis inviernos o más, un ejemplar que fue anillado el 23 de diciembre de 2020 y datada como una adulta de al menos tercer invierno, recapturada exactamente el mismo día un año después y de nuevo el pasado jueves. Aves excepcionales en otros lugares, pero que aquí empiezan a ser habituales.
Sufridas noches de anillamiento plenamente invernales
Mientras tanto, las localizaciones de “BIDAUSI” tampoco proporcionan grandes novedades más allá de sus desplazamientos cotidianos al anochecer desde el bosque hacia sus praderas de alimentación. Las nevadas no han sido lo suficientemente fuertes como para alterar sus rutinas como sí ocurrió brevemente en enero. Seguimos expectantes por conocer su fecha de partida hacia el Norte.
Expresiva muestra de este bello Setter.
Y por último continuamos disfrutando con las fotos y vídeos de los censos con perro que nos van llegando. No hay grandes densidades de becadas, pero sí las suficientes para pasar una mañana entretenida. Lo normal es que en las próximas jornadas venga un arreón fuerte de pájaros.
Muy buenas. Avanzan las fechas y entramos en esa época en la que si no se producen grandes eventos meteorológicos en forma de temporales de frío y nieve, es raro que observemos novedades significativas en el comportamiento de las becadas.
Extraña becada capturada con una deformidad en el pico
Nos encontramos con ejemplares ya acantonados en sus lugares de invernada que raramente van a desplazarse de sus localizaciones habituales, más allá de pequeños vuelos desde el bosque a las praderas de alimentación e incluso ni tan siquiera eso si la meteorología las invita a permanecer en zonas boscosas durante las horas nocturnas.
La ausencia de nieve a lo largo de este atípico “no invierno” nos está permitiendo seguir con las labores de anillamiento en unas jornadas en las que normalmente no lo podríamos hacer. Lo positivo es que así, granito a granito, vamos aumentando nuestros números y ya superamos ampliamente la centena de becadas capturadas en Garralda. Como siempre, estas cifras se ven aumentadas por las capturas de otros anilladores que muestrean otros lugares, por lo que los datos de unos y otros pueden ser comparados de cara a extraer conclusiones.
Las praderas empiezan a necesitar agua tras un enero seco y muy cálido
En este sentido hay que destacar el trabajo semanal de los anilladores de becada. El anillamiento va más allá de la salida al campo a capturar animales como mero entretenimiento, sino que debe ir acompañado de un compromiso, de un esfuerzo de muestreo semanal y sostenido en el tiempo. A partir de aquí cambia la percepción del anillamiento como una actividad de ocio, para “pasar el rato”, hasta convertirse en un trabajo científico que exige un elevado grado de sacrificio. En el caso particular del anillamiento de becadas esto explica el alto porcentaje de abandono conforme pasan los años.
Como decíamos en la entrada anterior, estas salidas de anillamiento invernales sirven para constatar la presencia de aquellas becadas ya anilladas con anterioridad, así como para continuar con la monitorización de la densidad de pájaros a lo largo de la invernada.
Bonitas muestras de los perros participantes en los censos
Pero también seguimos anillando pájaros nuevos, aunque no se puede asegurar si se trata de aves que hasta ahora no habíamos podido atrapar o simplemente becadas nuevas desplazadas en los clásicos erratismos invernales.
En cualquier caso y de momento no se aprecian movimientos de contrapasa a pesar de que el tiempo invita a ello. Los prados empiezan a mostrar un aspecto inusualmente seco para finales de enero/inicios de febrero y las temperaturas nocturnas rondan los 10ºC.
En otras temporadas ya hemos notado importantes movimientos a mediados de febrero, por lo que poco a poco nos vamos acercando a fechas clave. Mientras tanto seguimos disfrutando de una bonita presencia de aves en La Casa de la Becada, superior a lo esperable para la época del año.
“BIDAUSI”
En lo que concierne a esta marcada equipada con un dispositivo de seguimiento por satélite gracias a la colaboración del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, pues en línea con estos días tan anticiclónicos, pocas novedades más allá de registrar todas las localizaciones recibidas y que nos muestran una becada fiel a sus rutinas.
Doblete de becadas a punto de ser anilladas
El hecho de que durante toda la noche elija prácticamente la misma porción de prado parece mostrar que en condiciones favorables necesita poca superficie para encontrar el alimento suficiente, siempre combinando la elección del lugar en función de la seguridad ya que, como sabemos, casi todas las parcelas elegidas son aquellas en las que pueden tener un adecuado control de lo que sucede en su entorno. O lo que es lo mismo, donde pueden detectar la aproximación de potenciales depredadores.
Esperamos que en las próximas entradas podamos contar importantes novedades.
Muy buenas. Nos encontramos en la parte teóricamente más cruda del invierno, aquella en la que las condiciones para la supervivencia de las becadas en esta parte del Pirineo se convierte en más difícil.
También las salidas de anillamiento son más puntuales, más que nada para hacer un seguimiento y palpar el ambiente, siempre muy condicionadas por la climatología. Una parte importante del estudio que venimos desarrollando en La Casa de la Becada es analizar el comportamiento de las becadas en caso de temporales de frío y nieve, monitorizando la capacidad que tienen estas aves para permanecer en un determinado lugar o, por contra, seguir los desplazamientos que realizan buscando zonas más templadas.
En enero seguimos con las sesiones nocturnas de anillamiento en Garralda
Pues bien, observando las previsiones de nieve y frío para la segunda semana de enero hicimos una salida de anillamiento el pasado 4 de enero, previa al temporal. Lo que nos encontramos es que en las praderas seguía habiendo una densidad bastante elevada de becadas, con pájaros nuevos, pero también recapturas de aves anilladas durante la gran entrada que se produjo en las últimas noches de noviembre. Seguíamos con la tendencia de una abrumadora mayoría de becadas jóvenes, al parecer aves con pocas intenciones de abandonar estos montes, pero también con varios ejemplares anillados en temporadas anteriores. Como anécdota señalar la recaptura de una becada anillada en diciembre de 2020 y que ha sido recuperada en la misma pradera en los cuatro inviernos siguientes. Por el estudio de su plumaje en el momento de su anillamiento ahora podemos determinar que se trata de una becada con al menos seis inviernos.
En los censos con perro también se estaba detectando una densidad muy bonita de pájaros, para deleite de los incondicionales que se han acercado en las semanas navideñas.
Sin embargo y como estaba anunciado, el 5 de enero por fin llegó el invierno a Garralda y se sucedieron varias jornadas de nevadas y heladas que rondaron los -10ºC, condiciones francamente complicadas para un ave que basa su alimentación en las lombrices que viven en el suelo. Esta situación duró hasta el 14 enero, jornada en la que nuevamente entró el machacón viento del Suroeste y las temperaturas ascendieron claramente. La lluvia terminó de hacer el trabajo y la nieve desapareció en tiempo récord, volviendo a cambiar la cara de estos montes hacia una estampa impropia de estas fechas.
Paisaje plenamente invernal de los hayedo de La Casa de la Becada
Tocaba, por tanto, volver a las praderas para constatar los cambios que se habían producido y lo que nos encontramos la noche del 18 de enero era lo previsto, la mayor parte de las becadas que habíamos encontrado a principios de año había desaparecido de Garralda. Como reflexión, estas noches de poca densidad y adversa climatología son duras para la moral de los anilladores, pero necesarias cuando el objetivo es realizar un estudio científico riguroso. Como habitualmente decimos, un cero también es un dato igual de valioso, si siempre fuésemos donde sabemos que vamos a encontrar un número elevado de aves el estudio carecería de sentido.
Volviendo a lo que nos ocupa, es lógico pensar que estas aves se habrán movido a lugares más protegidos y algunas regresarán en cuanto las condiciones de acogida sean mejores. Parece que la dorsal se instalará encima de la Península durante la segunda mitad de enero, con temperaturas elevadas y tiempo estable, por lo que es posible que a finales de mes encontremos una cantidad de pájaros superior.
Durante las pasadas Navidades se ha disfrutado de jornadas de censos muy animadas.
Tampoco debemos pasar por alto que nos acercamos a fechas “peligrosas”, de hecho ya hemos constatado en años anteriores movimientos de becadas en febrero, muy probablemente relacionados con los primeros desplazamientos de migración primaveral.
Así que tras este compás de espera entramos en unas semanas interesantes en las que podemos esperar cambios importantes en Garralda en función de cómo vaya evolucionando la meteorología invernal.
BIDAUSI, becada de “peli y manta”
El 21 de diciembre esta becada pasaba a engrosar las filas de sordas equipadas con dispositivos GPS dentro del proyecto “Scolopax sin fronteras” del CCB. Como informábamos en la anterior entrada del Blog, las primeras noches “Bidausi” nos sorprendía con un movimiento de huida de 10 kilómetros hacia el Este, para luego regresar hacia sus zonas habituales en Garralda una vez superado el susto.
Equipando a “Bidausi”
Durante estas semanas nos interesaba estudiar los movimientos de esta veterana de La Casa, con al menos seis inviernos a sus espaldas. Y lo que nos hemos encontrado es que estamos ante una becada “segurolas”. Sus desplazamientos son mínimos y quizás ahí reside el secreto de su éxito. Con una precisión matemática se mueve apenas un kilómetro desde la zona donde permanece oculta durante el día hasta prácticamente el metro cuadrado de pradera donde se alimenta en la oscuridad de la noche. “Lo que bien está, mejor no tocarlo”, pensará. Tan solo en las noches más crudas del temporal ha cambiado ligeramente la pradera nocturna, bajando en altitud, quizás en busca de esas zonas de pastizal encharcado que no cubre la nieve y donde puede acceder a las lombrices.
En cuanto ha subido la temperatura y fundida la nieve se ha producido el regreso a sus rutinas de siempre. Pensamos que en lo que queda de invierno seguirá con esta tónica y como aliciente queda apostar sobre la fecha en la que emprenderá el regreso hacia el Norte de Europa, siempre cruzando los dedos para que el nivel de batería del transmisor nos permita seguir estos desplazamientos.
Todavía quedan más de dos meses para disfrutar con los perros en los montes de Garralda
En este contexto invitamos a meditar sobre la importancia de reservas como La Casa de la Becada para garantizar la supervivencia de estos ejemplares tan experimentados, un capital becadero imprescindible para la sostenibilidad de la especie a medio plazo.
En otro orden de cosas, recordamos que hasta el 21 de enero los socios del CCB tenéis de plazo para apuntaros al sorteo de fechas para los censos con perro en Garralda en febrero y marzo. Como siempre por Whatsapp al 660410049 o correo electrónico a casabecada@ccbp.org
¡Muy buenas! Esperamos que estéis disfrutando de unas felices Navidades. En La Casa de la Becada nuestros trabajos no se detienen y seguimos con las distintas actividades que en su conjunto dan forma a nuestro proyecto. En este contexto y hace un par de años recibimos un empujón por parte del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra para el programa de seguimiento de becadas en Garralda. Esto nos permitió adquirir varios emisores para colocar en algunos ejemplares, con diversos resultados. Siempre con el hándicap de estar tratando con una especie cuyas características no son las mejores para el seguimiento mediante emisores con baterías cargadas por placas solares.
El hecho de que las becadas pasen la mayor parte de su vida diurna a la sombra del bosque no facilita precisamente la carga de la batería. Esto, unido a que la becada es un ave bastante sensible al estrés disminuye la tasa de éxito en este tipo de trabajos.
Con estos antecedentes nos desplazamos el 21 de diciembre a las campas de Garralda con la intención de capturar un ejemplar para ser equipado. Tarea nada fácil debido a que la luna en fase creciente no ayuda a que las aves se dejen atrapar. Asimismo, el hecho de que estemos anillando habitualmente en las mismas praderas provoca que los pájaros vayan desconfiando ante la presencia de los focos.
Con todo y tras varios intentos fallidos conseguíamos que una becada cayera en la red. La agradable sorpresa se produjo al comprobar que se trataba de una becada ya anillada con anterioridad, con fecha 15 de diciembre de 2020, justo tres años antes. Aunque ya estemos habituados a la fidelidad de estos pájaros a sus lugares de invernada, no podemos dejar de destacar que fue anillada en la misma pradera donde la recapturamos. En diciembre de 2020 y mediante el estudio de las plumas del ala pudimos determinar que se trataba de un ejemplar adulto, en su segundo año calendario, como mínimo. No podemos concretar más su edad, pero en estos momentos sabemos que la becada en la actualidad se encuentra mínimo en su sexto invierno. Toda una superviviente, una veterana idónea para ser equipada con el emisor. Su peso elevado, de 360 gramos y el estado general de la limícola también nos convencieron de que ésta era el ave.
Tras un rápido trabajo de Rubén Ibáñez colocando el emisor GPS, “BIDAUSI” era liberada. Su nombre evoca un término de la parte alta del monte de Garralda, conocido por su espectacular hayedo.
Como siempre, las primeras horas son claves para determinar el éxito de la operación. El asombro vino al comprobar que la primera localización diurna se producía en el fenomenal bosque de la Reserva Natural de Tristuibartea, cerca de la localidad aezkoana de Hiriberri/Villanueva, a 4 kilómetros al Este del lugar de captura. La siguiente localización, esta vez nocturna, la desplazaba otros 5 kilómetros más allá. “BIDAUSI” se alimentaba en unas praderas en el término de Abaurrea Alta/Abaurregaina. La duda que nos rondaba es saber si este movimiento se debía al “susto” por la experiencia de la captura y equipamiento o, por contra, se trataba de una becada “nómada” con una amplitud de desplazamiento francamente elevada.
Esta incógnita se resolvía en la noche posterior, ya que la becada emitía justamente en el mismo prado donde fue capturada. Al día siguiente nos mostraba su ubicación diurna, en el centro del término de Garralda y ya a salvo dentro de la reserva de La Casa de la Becada.
En las próximas jornadas iremos comprobando los movimientos de esta veterana, seguro que nos irá aportando datos muy interesantes sobre el comportamiento de esta maravillosa ave.
Seguiremos informando en este Blog.
Desde La Casa de la Becada os deseamos lo mejor para 2024. Urte berri on!!!!
Muy buenas. En la penúltima entrada destacábamos el vuelvo que había dado la temporada con el pico migratorio de becadas sobrevolando los montes de Garralda y parando unos días en sus hayedos y praderas para reponer fuerzas.
Pues bien, han pasado quince días y la migración, con los típicos altibajos, parece que no afloja. En principio se considera el 15 de diciembre como la fecha de finalización del periodo migratorio en la becada y el inicio de la invernada, pero este año se confirma el retraso y todavía continúa el flujo de llegadas.
Así lo confirman los censos con perro, con numerosos encuentros de pájaros en los hayedos de la Reserva y así lo atestiguan los participantes que están gozando con sus perros. Becadas numerosas aunque difíciles para los canes, pero también hay quien está aprovechando para poner a sus cachorros en contacto con sus primeras sordas.
Por las noches llega el turno de los anillamientos y la fiesta no para. Concentraciones de becadas en prados concretos que indican aves en plena migración repostando. También recuperaciones de aves anilladas en semanas anteriores, por lo que sabemos que algunas ya se se están asentando en estos montes. Y al mismo tiempo recapturas extrañas como la de una becada anillada por el grupo Oilagorra en Olagüe (a 40 km en línea recta de Garralda) en febrero de este año y que caía en nuestra red el pasado viernes 15 de diciembre.
Abrumadora mayoría de becadas jóvenes entre las capturas, llegando a un porcentaje cercano al 90%, claro indicador de que estamos todavía en plena migración.
En las próximas semanas y si la nieve lo permite seguiremos con los trabajos en La Casa de la Becada.
Muy buenas. En la anterior entrada de este blog destacábamos que, entre las numerosas becadas capturadas y anilladas en las últimas fechas, nos había llamado la atención la escasez de recapturas de aves anilladas en años anteriores. Recordemos que las becadas muestran una acusada filopatria o fidelidad a su anterior lugar de invernada, por lo que entra dentro de lo normal que aves anilladas sean recuperadas en la zona donde fueron marcadas, bien sea en nuevas sesiones de anillamiento o cazadas.
Esta inusual circunstancia podría explicarse por un retraso en la llegada de estos individuos, es decir, que todavía estuvieran más al Norte esperando dar el salto definitivo. Pero también se podría dar la situación de que estas becadas hubiesen sido desviadas de su teórica ruta migratoria camino de Garralda. Recordemos que durante el mes de noviembre hubo continuos temporales procedentes del Atlántico, con fuertes vientos de componente Oeste-Suroeste, contrarios a la dirección de la migración. Esta particularidad coincidió con una escasez histórica de becadas en nuestros montes, preguntándonos si las becadas estaban por venir o se estaban desplazando a otros lugares.
Pues bien, hoy recibíamos la noticia a través de nuestra Oficina de Anillamiento de Aranzadi de la captura por caza de una becada anillada en Garralda el 14 de noviembre de 2021. Hasta ahí todo normal. Lo sorprendente es el lugar donde ha sido cazada el 3 de diciembre, 749 días después de su anillamiento: La localidad italiana de Illasi, en la provincia de Verona, al norte del país transalpino y a 1000 kilómetros de distancia de Garralda.
No se trata de un movimiento muy habitual y sugiere que esa becada fue desviada de su ruta normal. Además, cabe destacar que el momento de su anillamiento ya era una becada adulta, así que estaríamos ante, al menos, un ave en su cuarto viaje migratorio. Teóricamente una becada con experiencia, buena conocedora del itinerario a seguir. Otro aspecto notable es el elevado peso que presentó el ave tanto en el momento de su anillamiento, 400 gramos, como cuando fue cazada, 475 gramos. Toda una “gallina”.
Lo curioso es que no es la primera anilla recuperada este año en Italia, ya que otra becada anillada en Navarra la temporada pasada fue cazada en octubre en el norte del país, por lo que viene a confirmase esa tendencia.
Veremos si a lo largo de la presente temporada seguimos recibiendo más notificaciones similares.
En cualquier caso, nuestro agradecimiento al cazador italiano que amablemente notificó esta captura.
¡Muy buenas! Lo veníamos anunciando en la última entrada de este Blog y es que las previsiones meteorológicas lo estaban poniendo todo de cara y así se ha cumplido. El frío está apretando en el Norte de Europa, coincidiendo con las fechas teóricas del pico de migración de las becadas. Con estas variables el resultado de la ecuación debía ser una fuerte entrada de “chochas” a nuestros montes.
Como vemos en la siguiente captura de pantalla del portal Windy, la situación a 30 de noviembre nos muestra un mapa de Europa con temperaturas por debajo de cero en todo el continente europeo e islas Británicas, quedando al margen de esta situación el extremo Sur-Suroeste.
Coyuntura inmejorable para que las becadas que hasta ahora permanecían asentadas al norte de los Pirineos retomen su viaje migratorio.
Y así ha sido. Ya durante la semana pasada y en las sesiones de anillamiento notamos un cambio de tendencia, con pájaros nuevos en zonas que hasta ese momento permanecían huérfanas de sordas. Hacia el fin de semana se notó el primer golpe serio de becadas de esta temporada, pero ha sido estos últimos días cuando se ha producido la llegada masiva de aves a nuestra Reserva, para disfrute de anilladores y de los participantes en los censos con perro.
Densidades elevadas y pájaros en su inmensa mayoría jóvenes, claro indicativo de que estamos asistiendo al pico de la migración. Pocas recuperaciones hasta ahora de pájaros anillados en anteriores temporadas, factor que habrá que analizar. Podría ser que los temporales de inicios de noviembre hayan desviado a estas becadas adultas a otros lugares de invernada. O tal vez estén por venir en próximas jornadas.
En los prados también detectamos presencia de otras aves migratorias que suelen acompañar a nuestras amigas de pico largo, como es el caso de agachadizas y zorzales real y alirrojos. En el cielo, la bulla de las grullas en migración también alegra un otoño que estaba siendo anodino en lo ornitológico.
Otro factor a destacar es que no estamos capturando ejemplares excesivamente delgados, más bien todo lo contrario, lo que podría indicar, por un lado, que las becadas están encontrando buenas condiciones para la alimentación a lo largo de su ruta migratoria. Y por otro, quizás los vientos contrarios a la migración hayan obligado a las becadas a realizar viajes más cortos y con paradas o stop over más largas, lo que habría dado lugar a una mayor posibilidad de avituallarse y recuperar peso.
Las previsiones indican que la situación puramente invernal en gran parte de Europa se va a prolongar por lo menos hasta inicios de la semana que viene, por lo que es de esperar un flujo continuo de aves en la próximas noches.
Nos esperan jornadas de trabajo intensivo de cara a seguir recopilando datos para el proyecto de La Casa de la Becada de Garralda.
Como curiosidad, debajo podéis ver la imagen de una becada capturada y anillada estos días pasados con las patas impregnadas con una especie de producto de color negro, como si se tratara de algún tipo de pintura. El ave estaba en aparente perfecto estado, pero sería interesante que nos pudiera contar su historia.